Cuidar la naturaleza y el entorno en que vivimos hace tiempo que dejó de ser una opción. Es cosa de todos. Y, como en casi todo, se empieza desde casa, desde la familia.
Pero la escuela tiene también muchísimo que aportar. Y la educación ambiental es clave para ayudar a los más pequeños a entender y mimar el planeta, a ser conscientes del daño que genera la contaminación y a conocer qué puede hacer cada uno de ellos para cuidar el medio ambiente.
No en vano el reciente informe ‘Educación para la Sostenibilidad. Reflexiones y Propuestas’, de la Fundación Alternativas y la Red Española para el Desarrollo Sostenible considera crucial el papel de la educación para frenar el deterioro del planeta.
Una educación ambiental entendida como transversal, que pueda permear las diferentes asignaturas, con proyectos de participación activa que transmitan no sólo conocimientos sino también actitudes responsables.
Es necesario estimular a los alumnos para se interesen por el medio ambiente, que conozcan las relaciones intrincadas que conectan a todos los ecosistemas y criaturas vivas y que sean conscientes del perjuicio de la contaminación y de las prácticas irresponsables.
Las actividades pedagógicas posibles son incontables, desde excursiones al campo o a los entornos naturales de la localidad, a visitas a acuarios y parques zoológicos – que permitan concienciar sobre los peligros a los que se enfrentan especies y eco-sistemas- y a actividades en clase que permitan mostrar la importancia de optar por energías limpias, por el reciclaje, por modos de transporte sostenible y por un consumo responsable.
Los talleres de papel reciclado, la elaboración de jabones caseros a partir de elementos naturales y el cuidado de un huerto escolar son ejemplos prácticos que pueden ayudar a integrar la sostenibilidad en el día a día de las aulas.
Conocer y respetar el medio ambiente es el primer paso para desarrollar un sentido crítico hacia las acciones humanas que provocan su degradación y aprender a minimizar el impacto que generamos en la naturaleza.
Sin sostenibilidad no habrá futuro. Así que cuantos más recursos y esfuerzos se dediquen a combatir la actual crisis medioambiental global, empezando por la educación de los más pequeños, mejores serán las posibilidades de dejar un planeta saludable a las generaciones futuras. En manos de todos está conseguirlo.