Amparo Alonso es doctora en didácticas específicas en Artes Visuales de la Universitat de València. Sus líneas de investigación incluyen la Cultura Visual Infantil, la formación del profesorado, la Educación Artística y la calidad estética de los centros educativos, vinculada con el bienestar en las aulas.
1.- El mobiliario y la disposición de las aulas son de las áreas de investigación. ¿En qué sentido, qué tipo de modelo de enseñanza genera el modelo tradicional, de sillas en filas frente al profesor que imparte la lección?
Amparo Alonso: El perfil del profesional y su estilo documental se refleja en los modelos pedagógicos de los empleados, así como en las distribuciones espaciales que utiliza por el hijo con las que se siente confortable. Y una inversa, una distribución tradicional de sillas en filas frente al profesorado que imparte la lección, condiciona el tipo de actividades que se desarrollan, así como la actitud del docente, pero también de los discentes para los predispone un aprendizaje de un modo determinado .
El modelo de enseñanza que transmite la distribución en filas, es aquél en el que prima: la producción procedimental, el trabajo individual o bien el trabajo seriado, la centralización de la tarea sobre un soporte que tiene cabida en una mesa (hojas, Libretas), la ausencia de diálogo o colaboración con los aprendices cerca, la receptividad del conocimiento. Pero, por encima de todo, transmita la idea de que el sable reside en el profesor que se sitúa delante del colectivo de estudiantes espectadores que se extienden desde sus espaldas, establece una relación jerárquica, de verticalidad y dirige la visual del aprendiz hacia Una única pared del aula donde suelen situarse las pizarras que es donde se focaliza la atención.
Pero no hay mesas o sillas antipedagógicas, no hay distribuciones que debieran ser prohibidas. La distribución en filas puede ser muy útil para favorecer una actividad en espejo donde es preciso imitar a alguien que se sitúa frente a la mayoría. Debemos simplemente responsabilizarnos de la distribución que es útil en cada momento para el fin didáctico planteado, y mostrarnos activos para modificarla y el mar durante una sesión, un mismo día, un largo del mes del cuatrimestre.
2.- Es habitual que el docente cambia de posición en el aula y todos los alumnos, con permiso del profesor, pero ¿qué posibilidades pedagógicas y sociales se abren cuando los materiales o incluso el mobiliario el que modifica su ubicación?
Amparo Alonso: La distribución de los recursos a nivel mundial no es equitativa, ni proporcional siquiera; Pero en la escuela, como entorno democratizador, tendemos a repartir los materiales y el mobiliario siempre a partes iguales. Tenemos habitualmente igual número de sillas y mesas, que de estudiantes; Tantas tijeras, cajas de colores o libros como cantidad de personas. Pienso en las posibilidades sociales que tienden a trabajar en la escuela tomando conciencia de las desigualdades, desde el reparto de los recursos de desigualdad.
Pensemos, por ejemplo, qué ocurriendo y disponiendo de algunos materiales de trabajo sólo en algunas de las mesas de trabajo, otros en otras mesas, mientras que algunos equipos no dispondrían de solo recursos. Nos encontraríamos ante los mismos conflictos que pueden hallar fuera de las aulas y, a partir de ellos, podríamos favorecer la reflexión, la empatía, la generosidad y también la competencia, el esfuerzo y el logro. El alumnado desarrollará habilidades sociales para resolver los retos que les propusiéramos. La escuela debe capacitarnos para la contemporaneidad.
O pensemos en disponer los materiales en el centro del aula, y quienes los emplean, alrededor. El flujo de estudiantes debe ser constante, los que favorecen a ver el trabajo de los pares, así como encontrarse una cara en torno a los recursos.
Las posibilidades pedagógicas al modificar la ubicación del mobiliario son enormes. Todos los que se pueden favorecer el diálogo con el sol solo emparejar o agrupar al alumnado. Pero existen ejemplos más extremos, que son útiles en ocasiones: promover el movimiento y la postura a adoptar en una silla es incómoda; Generar creatividad, asombro y motivación si rompemos cualquier rutina (los hacemos trabajar sobre una mesa, pero con las patas hacia arriba); Inclinar la balanza hacia el alumnado y restaurar el protagonismo al docente suprimiendo su mesa, entre otros.
3.- ¿De qué forma cree que influye en el entorno – incluso su estética en la atención de los alumnos en clase?
Amparo Alonso: Puede influir positivamente o negativamente, pero el entorno nunca es inocuo. De la misma manera, no hay un ambiente adecuado para todos los perfiles de estudiantes. Hay necesita un espacio para la calma, la relajación y el sosiego y los requirentes, en un mismo espacio, de una zona para la libre circulación. Si bien es cierto que existen demandas estéticas compartidas entre los menores: lugares acogedores, cálidos, hogareños; Lugares con los que establecen vínculos de pertenencia; Lugares versátiles.
Personalmente no me preocupa tanto la atención del alumno en la clase como su bienestar. Creo que un niño que se siente cómodo para un aprendizaje, aunque no aprenda exactamente lo que el profesor pretende, sino posiblemente algo diferente que sí capte su atención. Y en el confort y bienestar los factores estéticos tienen mucho que contribuir para la calidad de la educación.
4.- De sus investigaciones con niños de niño, se desprende que las zonas de aprendizaje común y quiera que las tareas más libres o artísticas, son las predilectas de los niños. ¿Cómo puedo ayudar a mejorar las relaciones interpersonales y el alumno entre los estudiantes?
Amparo Alonso: Diluyendo los límites del mobiliario, puede mejorar las relaciones interpersonales, el mueble no debe ser obstáculo, sino un canalizador; No puede actuar como barrera o frontera sino como vehículo mediador.
Debemos dejar de concebir el mobiliario escolar como una silla y una mesa, y visualizarlo más como superficie. El mobiliario escolar debe pensarse como sustento del cuerpo en todas las dimensiones y posturas, así como sustento de los soportes y materiales de trabajo.
El mobiliario escolar puede contribuir a mejorar las relaciones interpersonales viajando desde el suelo hasta las paredes, los ventanales y el techo. Si el mobiliario se diluye con otras zonas, se puede aprender en otros rincones, en otras posiciones, con otras reglas de juego.
5.- ¿En las clases que imparten en la Universidad de València, ¿existe margen para variar la estructura del aula y obtener una mayor motivación del alumno?
Amparo Alonso: Y si no existe el margen tratamos de romper con las imposiciones. Por ejemplo, hemos recuperado poder colgar trabajos en las paredes y ante la negativa de estropear los paramentos verticales, hemos recurrido creativamente a dibujar, pintar y hacer collage sobre el vidrio de los amplios ventanales, que no se deteriora y se limpia con facilidad.
Hemos insistido en que variar la estructura del aula implica en el principio salirse de la propia clase. Y guiados por este instinto, ha aprendido y enseñado en los ascensores, baños, pasillos y vestíbulos de la Facultad de Magisteri, con las intervenciones artísticas reivindicativas y de carácter social que debían ser compartidas con el resto de la comunidad educativa.
Y durante una sesión de dos horas, nos vemos obligados a pasar de las disposiciones en herradura, a los pequeños círculos, gran círculo de mesas en todo el perímetro, o aula diáfana.
El margen de la actitud del docente y sus animosos discentes porque el mueble no se mueve a un mando, ni es ligero, ni tiene ruedas; Para variar las estructuras hace falta la energía humana de los que habitan las aulas.
6.- ¿Qué requisitos deben reunir el mobiliario de las aulas actuales, en un momento en que está cambiando la metodología de enseñanza?
Amparo Alonso: Algunas propiedades siempre han cumplido como ser económicamente asequibles, resistentes, duraderos, de cantos romanos, ergonómicos.
Pero también hay otras claves:
– Que se entiende apropiada de sus usuarios personalizados, al menos, permitiendo la transformación parcial. Esto puede ser tan sencillo como poder colocar un amuleto, una planta, o unas imágenes de quitar y poner, cambiar el color o escogerlo.
– Que sea versátil, ligero y silencioso al ser movido.
– Que no se conciba como mesa o silla, sino como superficie para el cuerpo y recurso de aprendizaje.
– Que vehículo las relaciones y no las obstaculizas.
7.- ¿Cuál es el principal problema de la educación en España?
Amparo Alonso: Que no se considera un problema de interés, sino un instrumento.