Por Begoña Vaquero, Asesora en Innovación Educativa
En un momento como el actual donde tenemos la obligación de quedarnos en casa y la responsabilidad de seguir nuestra actividad educativa, se ha puesto merecida e indudablemente en valor la importancia de los profesores en el proceso de enseñanza-aprendizaje. También de la tecnología como facilitador para nuevos procesos, e impulsora de nuevas metodologías.
Pero nosotros queremos aportar una reflexión más ¿están los niños desarrollando todas sus habilidades detrás de un ordenador y en un espacio tan limitado como en casa?
Porque no se trata solo de recibir lecciones o conocimientos. Esto ya lo sabemos, la innovación educativa nos habla de la importancia de que el alumno sea protagonista de su propio aprendizaje, y hoy más que nunca se pone en valor, por una parte, la figura del profesor que guía en la tarea de ayudarle a descubrir y potenciar habilidades necesarias para colaborar, crear, investigar, y por otra, la tecnología que apoya y refuerza. Pero, además, los niños deben aprender a pensar, gestionar emociones, socializar, y es justo en este punto, donde “la escuela”, el espacio en el que desarrollan esta actividad (profesores y alumnos) cobra una importancia brutal.
Nosotros queremos reconocer la escuela como lugar idóneo para el aprendizaje. El lugar donde se integran todos los elementos clave para que se produzca la magia educativa: profesores, alumnos, tecnología, pedagogía y metodología innovadora. Pero también, en estos días, aprovechando esta pausa que nos ayuda a reflexionar y pensar cómo será nuestra vuelta a ese lugar, nuestro colegio, queremos invitar a reflexionar sobre la importancia de hacer que la escuela sea un espacio para vivir una educación con más motivación, más creativa, más saludable y más sostenible.
Para ello, hemos hablado con Siro López, artista, formador y educador, especializado en creatividad, espacios educativos y comunicación, muy conocedor de este tema porque ayuda a muchas escuelas a rediseñar espacios educativos, y autor del libro “Esencia” donde ha plasmado muchas experiencias creativas clave para disfrutar de espacios totalmente adaptados a las necesidades de alumnos y profesores.
El interés de Siro López en el estudio y análisis del espacio le viene de su época de profesor, “trabajando en diferentes centros con alumnos y alumnas de distintas edades, una de las cosas que necesitaba imperiosamente era condicionar el espacio antes de dar la clase”. Poco a poco, esta necesidad personal de crear espacios adecuados para el desarrollo creativo e intelectual de sus alumnos lo llevó a investigar “el porqué y el para qué de los espacios, y cómo estos condicionan nuestro comportamiento, nuestro estado emocional”, aplicándolo sobre todo a la educación.
¿Qué hace que la escuela sea el lugar de aprendizaje por excelencia? Las personas, el modelo pedagógico, la metodología y los espacios.
Siempre he defendido que es un ecosistema, y cuando cualquier elemento se debilita o está ausente, toda la escuela, en cierto modo, enferma, aunque no seamos conscientes. Tan importante es la metodología empleada, como las personas, como los espacios que lo habitan, y todos estos factores debe estar en constante equilibrio para que la escuela se convierta en un lugar de aprendizaje adecuado. Y aunque el espacio es clave, debe estar hermanado con muchos otros elementos vitales del entorno educativo que garanticen la excelencia. No es que el espacio sea lo primero ni lo último, sino que es un todo.
¿Cómo influye el espacio en la educación?
El espacio condiciona nuestro estado emocional, y, por tanto, también el aprendizaje. El espacio nos influye de forma vital como personas, como seres vivientes, precisamente porque no tenemos espacio, sino que somos espacio. Inconscientemente, cuando entramos en un restaurante o en una habitación, la escaneamos para ver si está limpia, si está bien iluminada, etc., porque nos es vital. Lo mismo ocurre con la escuela. El problema, es que mientras que tiendas, supermercados, y todo tipo de espacios, se han visto obligados a cambiar, a esmerarse y a cuidar sus espacios, las escuelas no. Hemos heredado escuelas de la época industrial y estamos pagando un alto precio.
¿Crees que las aulas con disposición tradicional están ya obsoletas?
Cualquier metodología si la utilizamos durante años y años, sin generar otro tipo de destrezas y actualizaciones, evidentemente, nos va a perjudicar. Hoy sabemos que, para aprender, necesitamos de estimulación, y en función del contenido curricular, se necesitan distintos formatos y soluciones para adecuarlas a las aulas. El problema es que esto está ocurriendo muy poco a poco, debido principalmente a la rutina, a la falta de medios o de tiempo.
¿Qué debe tener la escuela hoy? ¿Cómo deben ser esos espacios?
Necesitamos invertir más en educación pero con inteligencia. Por eso, es importante entender que cada escuela es única. Ningún aula debe ser idéntica a otra, ni ninguna escuela tiene que ser idéntica a otra. Por tanto, tenemos que contextualizar cada espacio para que dé respuesta a las necesidades concretas de los alumnos y alumnas. De ahí, la necesidad de hacer proyectos participativos, donde la observación y la formación cobra mucha importancia para conocer los espacios actuales y rediseñarlos, para precisamente, formar personas creativas y competentes ante los retos del mundo.
¿Un espacio de aprendizaje es un lugar físico?
No exclusivamente. Cuando se habla de aprendizaje en las aulas, podemos pensar que hablamos de espacios físicos, pero afortunadamente, la mente se expande más allá de lo físico con la imaginación. Pero sí es cierto, que el espacio nos condiciona. Por ejemplo, estar en un espacio “cutre”, afecta a nuestra imaginación o a nuestro estado anímico. Pero si estamos en un entorno que estimula la creatividad y la imaginación, los cambios que acontecen son increíbles.
¿Existe un espacio ideal?
Para mí, hay varios. El que me viene a la mente siempre, con muchísima fuerza es la naturaleza. Y es que, no hay artista o científico que no acuda a la naturaleza como fuente de inspiración. Para mí es uno de los espacios ideales.
Pero hay más. La tecnología nos ofrece un espacio global increíble, donde compartir conocimiento, sabiduría e información con personas que se encuentran a miles de kilómetros. Y aunque es un espacio con muchos retos y zonas de sombra, la tecnología nos está obligando a cambiar nuestro modelo educativo.
Y un tercer espacio, es el emocional. Y eso es lo que aporta la escuela, un lugar de encuentro, un espacio de afectividad y de relaciones sanas, donde seamos capaces de convivir y buscar soluciones a los conflictos que nos vienen dados por la vida.
¿Qué recomendarías a los centros que se están planteando renovar espacios?
Es importante no precipitarse y realizar un proyecto inteligente que recoja las necesidades reales del centro educativo, dejándose asesorar por quienes, desde la experiencia, pueden facilitarles la estrategia a seguir. Una de las cosas en las que trato de ayudar en las asesorías es en detectar “fugas de agua”, es decir, detectar espacialmente donde hay cosas que están perjudicando a la escuela, para ofrecer una solución creativa y acorde al problema.
¿Cómo crear un espacio educativo innovador?
Dando respuestas a las necesidades concretas del alumnado, de la comunidad educativa, de la escuela. Para mí, hablar de innovación es precisamente ofrecer una solución ante una necesidad muy concreta de tus alumnos y alumnas. La innovación no tiene que ver con la tecnología, sino con esos retos, que no siempre son fáciles, de dar respuesta a lo que necesita la escuela en un momento determinado, potenciando la personalización, la flexibilidad del espacio, nuevas metodologías, la creatividad, la naturaleza, el juego, …
¿Qué evidencias o métricas indican que existe mejora?
Hay evidencias que son muy inmediatas. Simplemente cuando entras en un espacio y te hace sentir bien, a gusto y no quieres irte de ese espacio, al contrario, quieres permanecer por el placer que te produce relacionarte. Y otras a largo plazo, como el ofrecer espacios alternativos, en contextos difíciles, para ofrecer las herramientas, las competencias y las habilidades necesarias para garantizar que todos nuestros niños y adolescentes, tengan un futuro prometedor.
¿Por dónde deben empezar los centros educativos para renovar espacios? ¿Es cuestión de dinero?
Cada centro debe empezar por las prioridades que tengan, y que van a variar de una escuela a otra. En cada escuela la realidad te obliga a detectar o decidir dónde tengo el mayor conflicto y la mayor necesidad de renovación de espacios. No siempre lo prioritario es el aula o el recibidor, en ocasiones lo más urgente pueden ser los baños, el comedor o el patio. Me gusta insistir en que, la mayoría de las veces no es un tema de presupuesto, aunque el presupuesto es muy importante a la hora de afrontar cualquier proyecto de renovación de espacios. Y aunque sí es cierto que ante una reforma, existen muchos elementos espaciales que van a necesitar una inversión, existen muchísimas propuestas creativas, que pueden ayudar, de modo participativo, y sin apenas gasto económico, a disfrutar de espacios perfectos para motivar y potenciar la creatividad y el talento de nuestros alumnos y alumnas.